María En Las Apariciones
La Virgen María más allá de la Biblia y en Apariciones
Por Ella Rozett, traducion por Jesús Ángel Gomollón Garcia*
Muchas personas culpan a la Iglesia Católica por haber convertido a la Virgen María en algo que va más allá de la Biblia y que se asemeja más a algún tipo de Diosa “pagana”. De lo que no se dan cuenta estas personas es de que la Reina del Cielo, que en efecto va más allá de la Biblia, ha estado revelándose a sí misma en apariciones a lo largo del mundo, en todos los continentes, y desde el primer siglo después de Cristo. La Iglesia Católica nunca escogío esta actividad – Dios/Diosa¹ lo hizo. A las masas de fieles, y especialmente a las mujeres, generalmente les encanta cuando su Madre Celestial se le aparece a alguien, pero la jerarquía e instituciones eclesiásticas tiene una especie de relación amor-odio con Nuestra Señora de las apariciones². Le están agradecidos por traer gente a la fe, pero tienen miedo de una pérdida de control cuando el Espíritu se mueve libremente. No es de extrañar – el Espíritu tiene la costumbre de hablar a través de campesinos sin formación, y sin ordenar, mayormente mujeres y niños, y se atreve a llamar la atención al clero sobre sus carencias.
Difícilmente alguien podría mostrar más sospechas sobre las apariciones místicas de cualquier tipo que la Iglesia Católica misma. Lean cualquier tipo de relato sobre las apariciones famosas (como Lourdes, Fátima, Rue du Bac en París, o la Virgen de Guadalupe) y encontrarán siempre a las autoridades de la Iglesia que están tratando de bloquear todo el asunto, que interroga y falta al respeto a los visionarios, que rehúsa a creer hasta que las pruebas milagrosas se apilan delante de ellos. Luego envían esas pruebas a científicos de todo tipo para su investigación. Después, dejan pasar un montón de tiempo, esperando que la gente se olvide de todo el asunto. Y finalmente, años o décadas después, si se creen en la obligación, admitirán que hubo realmente una aparición de Nuestra Señora y darán su sello oficial de aprobación. Después de esto todavía pueden pasar unas pocas décadas sin intentar siquiera hacer alguna de las cosas que ella pedía en las apariciones.
Para no permitir que las apariciones de cualquier tipo tengan excesiva influencia en la fe Católica, las autoridades decidieron clasificarlas como “revelaciones privadas” que no son necesarias para la salvación. Sin embargo, por lo que yo puedo decir, sus mensajes raramente son privados, y nunca innecesarios. En 1982 a Nuestra Señora de Medjugorje le preguntaron por qué había estado apareciéndose tan a menudo y en tantos lugares. Ella respondió: “Es necesario para despertar la fe. Es un regalo de Dios. Si es necesario, apareceré en cada hogar”.
Por lo tanto, si usted quiere culpar a alguien por la posición de la Virgen María en la Iglesia Católica, culpe al Dios/Diosa que nos envía las apariciones Marianas, y a las masas que las aprecian, pero no al Vaticano.
Para ser justos, le concederé al Vaticano que las apariciones de la Reina del Cielo plantean un serio reto teológico. Porque aunque el clero pone gran énfasis en la opinión de que María no es Dios, Nuestra Señora, con seguridad se presenta como divina. Ella aparece desde el cielo, habla por Dios, actúa por Dios y llama a Jesús “mi hijo”, aunque ella obviamente no está hablando ya del Jesús histórico. Ella hace danzar al sol, escribe mensajes en el cielo y realiza otros incontables milagros. En resumen, ella actúa como Dios.
Aparte del reto teológico, está también el reto emocional de cómo amar a un Dios/Diosa que tiene múltiples aspectos. Los Cristianos tratan con esto continuamente. Cuán a menudo oigo a la gente decir que ellos aman a Jesús pero que no sienten ninguna conexión con Dios Padre, o viceversa. Y cuántos no tienen ni la menor idea de qué hacer con el Espíritu Santo! Tener una profunda relación emocional con las tres personas de la Trinidad no es fácil y es extremadamente raro.
Para mí, el mismo tema se presentó cuando Nuestra Señora de Medjugorje dijo en octubre de 2003: “Os llamo de nuevo a consagraros vosotros mismos a mi corazón y al corazón de mi Hijo Jesús”. Para mí, en mi mente, no tenía sentido, porque cuando te consagras a ti mismo, te das por entero a una persona celestial. ¿Cómo podría darme por entero a María, y entonces, cuando ya me he dado del todo a alguien, darme de nuevo, esta vez a Jesús? Tenía un verdadero problema con esto, también porque yo no sentía que pudiese amar a Jesús y a María exactamente igual. Un amigo mío me resultó de ayuda cuando me recordó que Dios nos mandó amar a nuestro padre y a nuestra madre, pero no dijo que teníamos que amarlos exactamente de la misma manera. Incluso nuestros padres mundanos no esperan de nosotros que tengamos exactamente el mismo amor por nuestro padre y por nuestra madre. Algunas veces podemos sentirnos más cercanos a uno, otras veces al otro. Lo único importante es que amemos de alguna manera a ambos. Yo aún me resistía, hasta que un día pense para mí misma: “Deja de pensar en ello; ¡haz simplemente lo que ella dice!” Cuando me di enteramente, primero a María y después a Jesús, en seguida se me hizo claro que no eran dos, sino uno, y que el consagrarme a mí misma a ambos les permitía a los dos celebrar su unión en mí. ¡Qué alegría sentí!
Intelectualmente los había visto a ambos como uno hacía ya algo de tiempo, pero no lo había “asimilado” emocionalmente hasta entonces.
Yo sospecho que los Católicos de todo el mundo y de todas las clases tienen un problema similar: no queremos diluir nuestro amor por Dios y extenderlo para todo tipo de santos y personas celestiales. Y nos sentimos ligeramente incómodos cuando no amamos todos los aspectos de Dios igualmente. La solución, sin embargo, no radica en reducir a Dios a algo que nosotros podamos amar fácilmente, sino en expandir nuestro amor para adecuarlo a la realidad de Dios. Para mí, la solución no es crear una jerarquía en la que pueda ser que el Hijo es menos que el Padre y la Madre menos que el Hijo. Lo mejor sería que no diésemos cuenta en nuestros corazones que todas las personas, aspectos y extensiones de Dios son uno pero no mezclado, distintos pero inseparables.
Notas al pie:
1. Una nota sobre mi uso del género al escribir: la mayoría de nosotros hemos sido enseñados que la palabra hombre incluye a la palabra mujer, él incluye a ella, y Dios incluye a Dios el Padre y la Madre. Pero, hasta donde yo puedo ver mujer incluye a hombre, ella incluye a él y Dios/Diosa incluye los aspectos de la divinidad en cuya imagen fuimos creados como hombre y mujer.
2. Para detalles sobre historias de apariciones y el trato que les dio la Iglesia Católica, véase el libro de Roy Abraham Varghese “God Sent: A History of the Accredited Apparitions of Mary” -Enviada de Dios: una Historia de Apariciones Acreditadas de María”, o busque en la red las palabras clave “María apariciones”.
*Prof. Jesús Ángel Gomollón Garcia enseña ingenieria en la universidad de La Coruña, cerca de Santiago de Compostella, España.Interfaithmary en Español